domingo, 31 de enero de 2010

Querido maldito mundo



"El cuarto era casi, por no decir del todo, oscuro y rodeado de mapas físicos, políticos, hidrográficos. En si, esas paredes totalmente empapeladas eran la reconstrucción exacta de cada parte de la superficie terrestre. No había un solo rincón del mundo que no figurara en aquellas paredes de ese cuarto casi totalmente oscuro. solo la luz de un farol de querosen alumbraba, a gatas, la mesa de madera que había en un rincón de la habitación. El farol mostraba signos de flaqueza debido a sus largas horas pasadas desde que se lo había cargado de su combustible. El olor a madera vieja era inconfundible dentro de esa habitación y había partes de ella que no se molestaban en ocultar sus quebraduras. En el techo había un pequeño ventilador prendido que hacia que los mapas con sus anotaciones rarísimas se inflaran o chocaran continuamente contra la pared debído al viento que se metía entre el mapa y la pared. Me pude dar cuenta de que había una biblioteca, por lo poco que pude leer note que varios lomos demostraban comentarme que había libros de geografía, política y de grandes conquistadores de la historia mundial. En la otra punta de la habitación pude vislumbrar a un hombre sentado en un sofá pequeño, se encontraba leyendo muy entretenido y por si el sueño lo atacaba note que se había preparado algo tibio para desperezarse, a su lado había una pequeña mesa con una taza que emanaba pequeños hilos de vapor. Pase largas horas mirando al hombre que leía hasta que me sobresalto el verlo levantarse bruscamente para ir a su escritorio y empezar a tomar hojas, lapices, fotos y otros instrumentos que no sabría describirles. Así paso al rededor de dos horas mas, luego unió todas esas hojas que pasaron a ser planos, con notas y fotos en varios lados. El hombre comenzó a realizar llamados, note que algunos le apetecieron y otros no tanto debido a la cara que ponía en cada uno de ellos. Cuando se quiso dar cuenta la luz del farol ya se había apagado pero la luz del sol ya atravesaba las ventanas, gastadas por el tiempo, e iluminaban gran parte de la habitación. Pasaron días hasta que me acostumbre a ver a este hombre desempapelar las paredes a menudo y luego volver a verlo como las tapaba con nuevos mapas, fotos, notas y anotaciones raras. Hasta que un día sucedió algo muy triste pero que me dejo pensando siempre. El señor volvió, dejo su ropa con la que salia siempre en un perchero, se sentó y se quedo así por horas hasta que sonó el teléfono. Cuando termino de conversar empezó a dar vueltas y vueltas por toda la habitación, viendo los mapas, las fotos, pegando y sacando anotaciones, la vista demostraba un agotamiento muy grande. Un señor por la tarde paso a buscar esas cosas que se pasaba toda la noche dibujando, escribiendo o copiando. Por la noche le llegaron malas noticias que dieron como resultado lo que vi. El señor tomo su taza de café, debido a que esta vez sentí el olor, cuando termino hizo un ultimo esfuerzo y volvió a leer sus libros, creo haber contado tres esa noche, y cuando los termino volvió a tomar fotos, mapas, anotaciones y guardo todo en un sobre que dejo en la entrada de la habitación. Este hombre finalmente se agarro el pecho, no podía respirar hasta el punto en que sus retorcijones pararon y su latir también. Cuando pasaron los días y vinieron por los sobres que siempre buscaban lo encontraron tirado y muerto. Escuche que el doctor dijo: "entre sus males solo figura que él mismo dijo que moriría por su sueño imposible". Entre las personas que retiraron el cuerpo uno menciono: "imposible no doctor, conquistar el mundo solo es tarea difícil".

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